Sunday, July 30, 2006

Conflicto israelo-libanés de 2006 / Wikipedia

nombreFuente Wikipedia> La crisis político-militar entre Israel y el Líbano es un enfrentamiento armado entre las fuerzas armadas israelíes y la organización armada chiíta Hezbolá, que opera desde territorio libanés y sirio combatiendo a Israel[1]. El 12 de julio de 2006 Hezbolá inició la Operación Promesa Verdadera, durante el cual tropas de Hezbolá penetraron en territorio israelí, bombardearon asentamientos agrícolas y poblados, hiriendo a cinco civiles, y atacaron a una patrulla, resultando muertos ocho soldados israelíes, mientras que otros dos fueron capturados [2].


La operación se desarrolló en el contexto del conflicto abierto en los territorios de la Autoridad Palestina, y en un momento de alta tensión militar en la zona, debido a los lanzamientos de misiles Qassam contra Israel, y unido al hecho de que un soldado israelí fuera apresado por milicianos palestinos de Hamas. El ejército israelí, en represalia, inició la operación Cambio de rumbo (hebreo שִׁנּוּי כִּווּן, Shinui kivún), su primera ofensiva militar aérea y marítima sobre territorio libanés desde la retirada unilateral de Israel del sur del país en mayo de 2000; como parte de la misma, han bombardeado instalaciones de transportes, comunicaciones, energéticas, militares, cuarteles de Hezbolá y zonas urbanas, provocando numerosas víctimas civiles, cuantiosos daños materiales y un bloqueo de facto de todo el país por mar y aire. La intensidad de la respuesta israelí ha despertado reacciones encontradas en la comunidad internacional; mientras que algunos consideran que las acciones son duras pero normales dentro de un contexto bélico —Hezbolá ha declarado la guerra abierta a Israel[3], lo que le ha valido el rechazo público de Fuad Siniora, el premier libanés—, otras organizaciones han repudiado lo que han considerado un peligroso exceso de fuerza por parte de Israel. Jacques Chirac llegó a preguntarse si lo que Israel pretendía era en realidad la destrucción de un país[citación requerida]. El conflicto continúa aún, con Hezbolá y el Tsahal bombardeando posiciones enemigas, y ambas partes amenazando con proseguir las acciones militares y penetrar por tierra en el territorio controlado por la otra parte.  

Causas 
La crisis aparece como una continuación de la creciente espiral de violencia y tensión desatada en la región después de que el partido islamista palestino Hamas ganara las elecciones legislativas en enero de 2006 con la consiguiente presión israelí sobre la ANP en varios frentes, lo que ha elevado en gran medida el número de palestinos muertos por ataques del ejército israelí[citación requerida].

 Hezbolá afirma haber lanzado este ataque como una forma de solidaridad con el pueblo palestino, en concreto con el partido gobernante Hamas, que en esos momentos se encontraba sometido a una fuerte presión en la franja de Gaza, después de que Israel capturara a la mitad del gabinete y destruyera varios ministerios e infraestructuras, en represalia por el secuestro de un soldado y el asesinato de otros dos a manos de milicianos palestinos en territorio israelí. Por su parte, otras fuentes[2] lo han relacionado más bien con una maniobra de distracción hacia la negativa de Irán a las exigencias de la ONU para que suspendiese su programa nuclear, dado que no había ninguna disputa territorial con el Líbano desde que el Tsahal se retiró completamente al sur de la frontera internacional en el año 2000[3]. La ofensiva israelí sobre el sur del Líbano se ve facilitada por el hecho de que las tropas sirias abandonaran el país tras la llamada Revolución del cedro en febrero de 2005 y la caída del gobierno pro-sirio. 



Desarrollo 
En horas de la mañana del día 12 de julio de 2006, dos vehículos blindados del ejército israelí que patrullaban la frontera con el Líbano, fueron atacados por una emboscada de Hezbolá, en la que murieron tres soldados, otros tres resultaron heridos (uno de gravedad), y otros dos fueron tomados prisioneros. Paralelamente y como método de distracción, la organización armada bombardeó asentamientos civiles del norte de Israel con cohetes Katiusha, hiriendo a cinco civiles. 

En una fallida incursión dentro del territorio libanés, realizada en las horas subsiguientes al ataque por tanques del ejército israelí con la intención de rescatar a los soldados capturados, explotó un tanque Merkavá israelí mediante una potente bomba emboscada de antemano por Hezbolá, matando a los 4 soldados que lo tripulaban. En el intento de tropas israelíes por rescatar los cadáveres de los tanquistas, murió un octavo soldado israelí bajo fuego nutrido de Hezbolá, mientras que los cuerpos pudieron ser repatriados sólo al día siguiente. Ante el ataque sorpresa al Estado de Israel, el gabinete del gobierno israelí presidido por el premier Ehud Ólmert, respaldado por un amplio consenso en los diversos estamentos de la sociedad hebrea, decidió en sesión de emergencia poner fin a los ataques esporádicos y sorpresivos del grupo armado Hezbolá, que con la anuencia y el patrocinio de Siria e Irán, y aprovechando la debilidad del gobierno libanés, había controlado el sur del Líbano desde la retirada del ejército israelí en mayo de 2000, por orden del primer ministro Ehud Barak [4]. El gobierno de Israel se fijó como metas de la operación en el Líbano [5], la liberación de los dos soldados secuestrados, el cese de los disparos de cohetes a poblaciones israelíes, y la aplicación de la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que ordena el desarme y el desmantelamiento de Hezbolá, y el despliegue en su lugar del ejército libanés a lo largo de la frontera israelo-libanesa [6]. En una primera etapa, el ejército israelí voló puentes y carreteras del sur del Líbano, inutilizó las pistas de aterrizaje del aeropuerto de Beirut, e impuso un sitio marítimo al país, ante el temor de Israel que los soldados secuestrados sean sacados del país y entregados a manos sirias o iraníes. Posteriormente, los ataques se centraron en presionar a las autoridades libanesas a salir de su indiferencia y pasividad ante la inmunidad e impunidad otorgadas a Hezbolá, mediante daños inflingidos a la economía, el turismo y las infraestructuras del Líbano. El Comandante en Jefe del Ejército de Israel, teniente general Dan Jalutz, había anunciado previamente que si Hezbolá no liberaba a los soldados israelíes, harían "retroceder 20 años el reloj de Líbano" [7]. La respuesta de Hezbolá ha sido un ataque masivo y sin precedentes de cohetes «Katiusha» a todo el norte de Israel, incluyendo poblaciones que por largos años no habían sido blanco de bombardeos desde el Líbano, como Safed y Carmiel, y el ataque a un barco de guerra apostado en aguas territoriales libanesas, que se saldó con 4 marineros israelíes muertos. En la última etapa de la crisis, ambas partes han escalado sus posiciones: Israel se ha dedicado principalmente a atacar con dureza a Hezbolá en todo el país, destruyendo arsenales y depósitos de armamento, instalaciones, oficinas, medios de comunicación y otras infraestructuras de la organización, incluyendo sus cuarteles generales del sur de Beirut. Al mismo tiempo ha destruido numerosas infraestructuras civiles y barrios de mayoria arabe. Ello ha causado cientos de muertos [8] y la huida masiva de miles de personas. El ejército israelí ha declarado lamentar la pérdida de vidas humanas, atribuyendo la responsabilidad de las mismas al grupo armado: la responsabilidad de poner en peligro a la población es de la organización terrorista Hezbolá, que dirige y lanza misiles desde zonas pobladas por civiles —citado en Página/12, art. cit. Los ataques israelíes han llegado al norte del Líbano, hasta Trípoli, donde parte de la población del sur se había refugiado en su huida del teatro de operaciones. El saldo provisional, a 27 de julio de 2006, de la ofensiva de Tel Aviv contra Hezbolá ha acabado con la vida de más de 600 personas en el Líbano (aunque según cifras de el ministro de salud libanés, Mohammad Khalifeh,se calcula que habría entre 150 y 200 personas atrapadas entre los escombros), mientras que 51 israelíes han muerto, incluidos 18 civiles.[9] La cantidad de personas que han dejado sus casas y abandonado la principal zona de enfrentamientos es de varias decenas de miles en Israel y más de 700.000 en el Líbano. En esta fecha el ejército de Israel ha empezado a tomar posiciones dentro del Líbano, con el objetivo de enfrentarse a Hezbolá. El presidente de Líbano ha denunciado el uso por parte de Israel de bombas de fósforo blanco, en bombardeos a zonas civiles, sin aportar detalles. El Colegio de Médicos de Líbano decidió solicitar, una vez comprobada la existencia de ciertas "heridas anormales" entre victimas civiles, análisis en el extranjero dada la imposibilidad de que sean llevados a cabo en el país[10] sin que se tenga noticia hasta ahora acerca del resultado de esos análisis. Por otro lado organizaciones de derechos humanos (como Human Rights Watch) han denunciado la utilización de bombas de racimo por parte del ejercito de Israel en sus ataques al Libano. "Las bombas de racimo son armas inaceptablemente imprecisas y poco confiables cuando se usan cerca a civiles", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch, en un comunicado. Esta organizacion denunció que las bombas de racimo son particularmente peligrosas porque se dividen en partes que pueden explotar mucho después del ataque. [11]. No obstante, su uso es legal según el derecho internacional, por lo que Israel defendió su empleo como arma legítima.[4] Hay que recordar que, del otro lado, Hezbolá, que no necesita atenerse a la legalidad internacional, ha lanzado ya varios miles de misiles[5] de forma indiscriminada sobre ciudades israelíes del norte, cargados de bola de acero[6] y con cabezas explosivas de hasta cien kilos capaces de derribar edificios enteros. Hezbolá es también acusada de haber instalado sus arsenales y sus lanzaderas de misiles en zonas densamente pobladas, lo que maximiza el riesgo de bajas civiles entre los libaneses. En ese sentido, el jefe de la misión de Naciones Unidas para la coordinación de esfuerzo internacional, Jan Egeland, ha dicho que "Hezbollah debe de dejar de mezclarse cobardemente entre mujeres y niños"[7].  

Reacciones de la comunidad internacional La reacción unánime de la comunidad internacional fue de honda preocupación por el deterioro de la frágil situación geopolítica en el conflictivo Medio Oriente, y por la estabilidad del gobierno del Líbano. A ello se sumó por un lado la comprensión de los argumentos israelíes y el apoyo a su derecho de defensa propia frente a los ataques de Hezbolá, conjuntamente con críticas por la dureza de los ataques y la muerte de civiles, interpretada como reñida con el principio de proporcionalidad establecido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas [12]. Otros estados, principalmente aquellos enfrentados con Israel o Estados Unidos, se pronunciaron condenando la ofensiva israelí. Por su parte, Israel resaltó la provocación y beligerancia de Hezbolá, luego de que las Naciones Unidas certificaran en el año 2000 la retirada total del país de territorio libanés, y se quejó de la falta de comprensión por parte de algunos gobiernos europeos de las circunstancias en que Israel se ha visto obligada a actuar [13]. El gobierno libanés pidió ante el Consejo de Seguridad de la ONU un inmediato alto el fuego, sin que el Consejo aprobara una resolución al respecto. En Europa, las críticas más duras a la acción israelí fueron hechas por el presidente francés, Jacques Chirac, aliado de Líbano , el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero[14] y por el Vaticano [15], quienes fustigaron la dura reacción israelí, aunque salvaguardaron su derecho a la legítima defensa. Los gobiernos cubano y venezolano emitieron sendos comunicados condenando enérgicamente a Israel [16][17], al tiempo que las reacciones más duras vinieron por parte de Irán y Siria [18][19]. Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, no excluyó que Israel persiguiese "objetivos mucho más amplios" que la liberación de sus militares secuestrados [20]. El primer ministro británico, Tony Blair y el presidente estadounidense George W. Bush, en tanto, han respaldado el derecho a la defensa de Israel y acusado a Hezbolá de comenzar el conflicto,[21] y han hecho un llamamiento a Siria y a Irán para que ejerza su influencia y detengan a Hezbolá. Arabia Saudita por su parte, atacó las acciones de Hezbolá, tildándolas de "inesperadas, inadecuadas e irresponsables", y culpando a la organización de hacer retroceder a la región en años, secundado en su posición por Egipto, Jordania, Irak, la Autoridad Palestina, los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein[22] y Kuwait[23]. El propio primer ministro libanés, Fuad Siniora, criticó con dureza a Hezbolá, acusándolo de haberse convertido en un «problema gravísimo», al ser un «estado dentro de un estado» que responde a las agendas políticas de Irán y Siria, e hizo un llamado al mundo a «ayudar en el desarme» de la organización [24]. El 26 de julio el secretario de la ONU, Kofi Annan, ha pedido a Israel una investigación por la muerte de cuatro observadores de la ONU en un bombardeo del ejercito israelí en Khiam donde están desplegadas las fuerzas de UNIFIL y en donde los israelíes fueron advertidos en diez ocasiones por el propio organismo internacional que les estaban bombardenado[25] y ha declarado estar "conmocionado y profundamente desolado por el ataque deliberado de las Fuerzas de Defensa israelíes contra un puesto de observación de la ONU" al tiempo que ha considerado la acción como un "trágico asesinato". El primer ministro israelí, Ehud Olmert, expresó a Annan su "profundo pesar" por la muerte de los observadores internacionales y aseguró que se investigarán los hechos, aunque negó las imputaciones de que haya sido una acción deliberada, tachando las palabras de Kofi Annan como «prematuras y erróneas».[26] Un día después de las graves acusaciones del secretario de la ONU, se ha conocido un correo electrónico del observador canadiense[8] muerto en Khiam en el que informaba unos días antes de que Hezbolá estaba usando el puesto de UNIFIL como escudo de su posición y que las IDF israelíes les bombardeaban «por necesidades tácticas, no por ser el objetivo».[9]  

Actividad diplomática Paralelamente a la intensificación y el agravamiento de la situación, y al cabo de cinco días de hostilidades, se notó una febril actividad diplomática tanto en el terreno bilateral como a nivel de las relaciones multilaterales. La principal iniciativa en tal sentido provino por parte de los líderes de los países industrializados (G-8), en su reunión cumbre de San Petersburgo del 16 de julio de 2006. Luego de evidenciar una profunda disparidad de criterios durante la reunión, los países lograron consensuar un comunicado conjunto que llama al cese del fuego y a la liberación de los militares israelíes prisioneros [27], afirmando el derecho israelí de defensa propia, y culpando a "los elementos extremistas y los que los apoyan" de arrastrar a la zona al caos. [28]. Por su parte, el primer ministro italiano, Romano Prodi, mantuvo contactos con el premier israelí, y comunicó al Líbano que este país estaría dispuesto a un cese del fuego, en caso de ser devueltos los soldados, y que Hizbolá se retirase al norte del río Litani, en el sur libanés. [29] En tanto, el Alto Comisionado de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Javier Solana, efectuó una visita sorpresa al Líbano [30], junto con el representante de las Naciones Unidas para el Medio Oriente, Terje Larsen. El primer ministro libanés, Fuad Saniora, por su parte, se expresó dispuesto a desplegar el ejército de su país hasta la frontera internacional, según la resolución 1559 del Consejo de Seguridad y la demanda del gabinete de Ehud Ólmert [31]. El presidente del Congreso libanés Nabih Berri, ha manifestado que su gobierno busca la mediación de un tercer actor para obtener un alto al fuego. Parte de la población israelí se ha manifestado en ese sentido: el 16 de julio, una manifestación ante la Knéset pidió el fin de las acciones militares y la reanudación de un proceso político[32].  

Referencias  
[http://www.un.org/News/Press/docs/2005/sc8299.doc.htm Comunicado de PrensaSC/8299], Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (en inglés)  
«Ha'aretz», 13 de julio de 2006 (en inglés) Página/12, 16 de julio de 2006 «La Nación» de Argentina, 14 de julio de 2006 «La Nación» de Argentina, 14 de julio de 2006 Resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, del 2 de septiembre de 2004 «Clarín», 12 de julio de 2006 Al 21 de julio, el gobierno libanés evaluaba en 350 el número de víctimas mortales («El Mundo», 21 de julio de 2006) http://www.elmundo.es/elmundo/2006/07/27/internacional/1154018768.html http://www.elmundo.es/elmundo/2006/07/23/internacional/1153660439.html http://www.eluniversal.com/2006/07/24/int_ava_24A751505.shtml Carta de las Naciones Unidas, Capítulo VII, artículo 51 «El Mundo», 14 de julio de 2006 «Los silencios ante lo que hoy se vive en Oriente Medio pueden ser arrepentimientos mañana», declaraciones del 16 de julio de 2006 en Alicante «Clarín», 15 de julio de 2006 «Granma», 15 de julio de 2006 «Agencia Bolivariana de Noticias», 15 de julio de 2006 «Agencia de Noticias IRNA», 13 de julio de 2006 «Cadena 3 Argentina», 14 de julio de 2006 «RIA Novosti», 16 de julio de 2006 Bush y Blair acusan a Irán y Siria de apoyar a la guerrilla de Hezbolá Cumbre en El Cairo de la Liga Árabe, 15 de julio de 2006 Editorial del «Arab Times» de Kuwait, 22 de julio de 2006: «Las operaciones de Israel en Gaza y el Líbano responden al interés de los pueblos árabes y de la comunidad internacional» (inglés) «Corriere della Sera», entrevista al premier libanés Fuad Siniora, 20 de julio de 2006 (italiano) El Informador, jueves 27 de julio y Diario ABC, id. [1] «El País», 16 de julio de 2006 Agencia «Reuters», 16 de julio de 2006 (inglés) «Jerusalem Post», 16 de julio de 2006 (inglés) «El País», 16 de julio de 2006 «Ha'aretz», 16 de julio de 2006 (inglés) Página/12, 17 de julio de 2006  

Véase también Conflicto árabe-israelí Ejército de defensa de Israel Revolución del cedro Gran Oriente Medio  

Enlaces externos "Un conflicto que arrastra a toda la región", Steven Erlanger, The New York Times, en «La Nación» de Argentina Análisis de la situación, Aluf Ben, «Ha'aretz» (inglés) Proporcionalidad en el derecho a la legítima defensa estipulado por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, pág. 47 en adelante (inglés, formato pdf) Mario Vargas Llosa, Israel y los matices, «El País», 16 de julio de 2006

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